Los mejores métodos para calmar a los bebés son las caricias y abrazos. Tal y como confirma un estudio, los masajes infantiles ayudan a controlar el estrés y las emociones de los más pequeños. Además de todo esto, ¿Sabías que alivian también los problemas de respiración y el estreñimiento? Os damos algunos consejos para relajar al bebé.
Beneficios de las técnicas de relajación
Estas técnicas de relajación de las que os hablamos, presentan muchos beneficios. Os contamos algunos de ellos:
- Las técnicas de relajación hacen que se canalicen las energías de los pequeños, y le producen un bienestar a nivel global.
- Mejora la calidad de su descanso, y su sensibilidad.
- Alivia las molestias que puedan experimentar, estados de nerviosismo, y además contribuyen a una correcta circulación de la sangre.
- Combaten el estrés, tanto a nivel mental como muscular.
- Ciertos estudios también han demostrado que las técnicas de relajación combaten la timidez, y por lo tanto mejora las relaciones con las personas.
- Estimulan al bebé mediante el tacto.
- El último beneficio que os presentamos, es que el llevar a cabo estas actividades permite mejorar los vínculos de los padres con sus hijos.
Cómo realizar un masaje infantil
Estas técnicas de relajación mediante masajes pueden ponerse en práctica desde el nacimiento del bebé. A la hora de realizarlas, hay que tener en cuenta una serie de aspectos:
- Uno de sus principales beneficios es que ayudan a aliviar las molestias gastrointestinales, pero no deben realizarse, al menos, hasta que se le haya desprendido el cordón umbilical.
- Los masajes se deben realizar con tiempo, los padres tienen que estar relajados y sin prisa por terminar.
- Nadie mejor que los padres saben en qué momento necesita el pequeño un masaje. Pero, os aconsejamos que no se realicen después de la comida.
- La luz no debe ser demasiado intensa, y se debe evitar que en la habitación haya objetos que puedan distraerle.
- Es preciso llevarlo a cabo con un aceite específico para bebés.
- Por último, según los expertos, debemos tener en cuenta las propias señales que da el bebé. Por ejemplo, las manos relajadas y abiertas, una sonrisa, o el contacto visual con el padre o la madre, son señales de aceptación. Sin embargo, si se encoje, patalea o baja la cabeza, puede estar alertando de que está incómodo.
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